miércoles, 4 de marzo de 2009

III. LA INSTRUMENTACIÓN DEL PROCESO ENSEÑANZA-APRENDIZAJE

CONSIDERACIONES EPISTEMOLÓGICAS DE LA EVALUACIÓN:
DELIMITACIÓN CONCEPTUAL.

Evaluar no es una acción esporádica o circunstancial de los profesores y de la institución universitaria, sino algo que está muy presente en la práctica educativa.

Definir evaluación puede llegar a ser tan complejo como delimitar el número de autores, corrientes y teorías que lo han hecho.
A modo de ejemplo y dentro de una extensísima producción bibliográfica sobre el tema:
I. “Comparar lo deseado con lo realizado” (Alfaro, 1990. Pg. 70)
II. “Estimar cuantitativamente y cualitativamente el valor, la importancia o la incidencia de determinados objetos, personas o hechos” (Forns, 1980. Pg 108)
III. “Medio que permite observar y describir con mayor precisión los aspectos cuantitativos y cualitativos de la estructura, el proceso y el producto de la educación. Su finalidad es facilitar una predicción y un control lo más exacto posible del proceso educativo” (De la Orden, en Lafourcade 1977 Pg. 16).
IV. “Etapa del Proceso educacional que tiene por fin comprobar de modo sistemático en qué medida se han logrado los resultados previstos en los objetivos que se hubieran especificado con antelación” (Lafourcade, 1977).

Podemos, utilizando un concepto híbrido, definir evaluación como:
“Proceso por medio del cual los profesores buscan y usan información procedente de diversas fuentes para llegar a un juicio de valor sobre el alumno o sistema de enseñanza en general o sobre alguna faceta particular del mismo”.

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